Uno de los errores más comunes en cocina con el aceite de oliva: echar el aceite después de poner el fuego.
¿Qué hay que hacer primero: dejar que la sartén se caliente o verter el aceite antes de encender el fuego?
Lo ideal, para las frituras, sería echar primero el aceite en frío y calentar la sartén lo más rápido posible. Si se hace al revés y el calor del recipiente es muy elevado, el aceite acabará quemándose.
Si lo incorporamos con la sartén en frío, el aceite se calentará a medida que se caliente también la sartén y podremos controlar mejor la temperatura.
Antes de agregar los alimentos es mejor esperar a que el aceite esté bien caliente, pero nunca sin llegar al punto de humeo (alrededor de 200ºC). Esto favorece la creación de una costra exterior en el alimento que impide que se impregne con aceite, obteniendo un resultado más crujiente y con menos grasa.
Si dejamos que el aceite humee significará que se ha quemado. No deberíamos de usar un aceite que ha humeado para preparar nuestros alimentos.
Para comprobar la temperatura del aceite puedes agregar una miga de pan duro o un diente de ajo. Si empieza a freírse es señal de que el aceite está listo.
Otra opción es usar un palillo de brocheta de madera de cocina. Se sumerge y en cuanto veamos que el palo empieza a burbujear es que el aceite está perfecto (entre 160 ºC o 180 ºC).
Y ahora cuéntanos: ¿se te ha quemado alguna vez el aceite de oliva antes de preparar los alimentos?