A lo largo de esta semana, las ciudades españolas se han teñido de naranja por el polvo sahariano que trae la calima.
Este fenómeno meteorológico no es más que la presencia en la atmósfera de partículas muy pequeñas de polvo, cenizas, arcilla y arena en suspensión.
Sus consecuencias: reduce la visibilidad, empeora la calidad del aire y tiene efectos sobre la salud.
Pero la calima también tiene sus beneficios: su deposición sobre la tierra y el mar hace de fertilizante para el campo, de alimento para microalgas y acaba impulsando la absorción de gases de efecto invernadero.
Se compone de: cuarzo, arcilla, carbonato cálcico, feldespatos, fosfato, óxido de titanio y óxidos de hierro. A veces puede contener también sal procedente de lagos interiores africanos.
Todos estos componentes son una gran fuente de micronutrientes y son los que nutren nuestros campos. Por lo que lo hace ser el fertilizante natural más poderoso.
Así que, ¿no crees que merece la pena no ver el sol unos días, usar mascarilla y tener un poco incómodos los ojos? A nosotros nos merece la pena, y mucho.
¿Qué tal has llevado estos días rodeado de polvo sahariano? ¿Te ha afectado mucho? ¿En qué sentido? Escríbelo abajo en comentarios.