El campo necesita que llueva. Esta lleva siendo la frase más escuchada entre agricultores y ganaderos desde hace unos años. Se puede decir que el 2023 fue el año que colmó el vaso en lo que a deficiencia hídrica se refiere. Sin embargo, las esperanzas están puestas, de momento, en el final de marzo de 2024 y en un abril que, según dicen los expertos, también será lluvioso.
El olivo es un árbol que se caracteriza por resistir bien condiciones climáticas adversas, como la sequía y las altas temperaturas. Ahora bien, ¿esta resistencia dura mucho? La realidad es que no. Te contamos por qué.
La importancia de la lluvia para el olivar
La sequía no le viene bien al olivar ni al campo en general ni a corto ni a largo plazo. Estas son las consecuencias de la falta de lluvia:
- Afecta al rendimiento del olivo porque el agua es crucial en el crecimiento, desarrollo y fructificación de este árbol. En los periodos de sequía se reduce su capacidad para absorber los nutrientes del suelo y para hacer una correcta fotosíntesis. Esto hace que disminuya también la producción de aceitunas. ¿Y qué implica esto? Que la cantidad de aceite que es menor.
- Influye en la calidad del aceite de oliva porque la ausencia de agua causa un estrés en el olivo que repercute en la composición química de las aceitunas, y en consecuencia, del aceite.
- Provoca el agotamiento de los recursos hídricos en embalses y acuíferos. Se trata de una situación preocupante que afecta a la sostenibilidad de la agricultura a largo plazo, especialmente en regiones como Andalucía, donde tiene un papel tan importante.
- Genera pérdidas financieras e impacto negativo en el mundo rural ya que la reducción de la producción como consecuencia de la sequía provoca grandes pérdidas económicas, además de una reducción del empleo agrícola, el principal motor de las zonas rurales.
Esto son solo cuatro puntos de los muchos problemas que la sequía acarrea en nuestros campos y en el olivar. Por eso, desde CazallaOliva deseamos que tal y como dicen las predicciones, el final de marzo y abril venga cargado de precipitaciones. Los olivares de nuestro entorno vienen de sufrir un estrés hídrico considerable, por lo que si llueve mucho y bien en estas semanas, los olivos se podrán recuperar de cara a la floración que viene. ¡Esperemos que así sea!